OJO QUE MIRA: FESTIVAL DE SAN AGUSTÍN

La comunidad de San Agustín lo volvió a hacer. Ya han venido dictando cátedra en organización popular y producción de eventos culturales de toda índole y se empeñaron en un festival de cine y lo hicieron. Está sucediendo desde el lunes pasado y clausura mañana.

El Festival de Cine Cumbe San Agustín, como fue bautizado, es la guinda de la torta para quienes disfrutamos del cine, de la ciudad y de la cultura popular. Un evento hecho con cariño y respeto por la gente.

Cuenta con películas venezolanas en competencia que se disputan el premio a mejor ficción y mejor documental. También presenta una muestra de cine del mundo con cintas de España, Palestina, Francia, Alemania, Argentina, Cuba y otras tantas venezolanas fuera de concurso, que incluyen cine infantil.

Merece especial atención el homenaje que se realiza al director venezolano Jacobo Penzo, quien retrató a San Agustín y al Grupo Madera en su documental El Afinque de Marín en 1980, película con la que se inauguró este festival y que espera clausurar con Los Hijos de la Tierra, obra póstuma del cineasta fallecido en 2020 y aún sin estrenar.

La comunidad cinematográfica se ha dejado ver entre las proyecciones y la fiesta que ha dado espacio también a la fotografía con las exposiciones “100cámarasx100SanAgustín” y “8 Mujeres 100% San Agustín: miradas que sintonizan”.

La palabra se hizo presente en la videoconferencia: “Cine latinoamericano y la organización popular” a cargo del español Benito Zambrano y el venezolano Wilmer Pérez. Resalta también la función especial de “Serenata de una leyenda, 40 años de tu asesinato” de José Luis Pacheco, querido creador fallecido el año pasado a causa del Covid19.

Loas para este Festival de Cine Cumbe San Agustín que tanto agradece la ciudad y que desde ya esperamos poder ver de nuevo el año que viene.

Vladimir Sosa Sarabia
@sosasarabia

Publicado en el viernes 27 de mayo de 2022.
Pág. 15. Últimas Noticias.
Caracas-Venezuela

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OJO QUE MIRA: LAMATA EN LA WEB

 

El director venezolano Luis Alberto Lamata ha puesto a disposición de los internautas todas sus películas. Es un lujo que sus obras estén a un click de quienes están ávidos de disfrutar del cine venezolano.

Para el director, ya estas obras cumplieron su ciclo comercial, así lo manifestó en la Sala Margot Benacerraf de la UNEARTE en el Conversatorio “Dirigir en tiempos de pandemia”, al que fue invitado en su condición de Maestro Honorario a propósito del 14 aniversario de esa casa de estudios.

Luis Alberto es un excelente conversador. El tema que nos convocaba tenía que ver con su trabajo en la serie Carabobo, caminos de libertad realizada íntegramente en tiempos de cuarentena pandémica. Pero se aprovechó el espacio para hablar de su vida y su obra, entre entusiastas estudiantes, docentes y público en general.

Entre anécdotas y comentarios sobre sus trabajos para la gran pantalla anunció que sus películas podían verlas en: www.peliculasluisalbertolamata.com, su sitio web oficial de streaming. Solo basta con registrarse en la página para acceder a las obras, pero además se encuentran algunos trailers y making off, junto a la información de cada cinta con sinopsis, cartel, ficha técnica y artística.

Su apuesta no es poca cosa. La difusión de cine venezolano está constantemente entorpecido por distribuidores y exhibidores comerciales que solo ven la obra como objeto de negocio. Pero también numerosos productores que caen en la trampa de limitar la divulgación de sus propias películas bajo la excusa (o la esperanza) de posibles ventas nacionales o internacionales, gestión que en la mayoría de los casos nadie está haciendo.

El cine como obra artística y como bien cultural se reivindica en páginas como esa, y además no deja solo a las salas de cine alternativo, cineclubes o cinematecas la divulgación de nuestra cultura cinematográfica. Que las disfruten.

Vladimir Sosa Sarabia
@sosasarabia

Publicado en el viernes 20 de mayo de 2022.
Pág. 15. Últimas Noticias.
Caracas-Venezuela

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OJO QUE MIRA: SON 56

La Cinemateca Nacional celebra su 56° Aniversario. Nos hemos dedicado a celebrarlo con cine venezolano, obras de importancia estética e histórica para nuestra cultura están en la muestra que recorre las distintas salas de la Cinemateca.

Son películas de ficción y documental, a veces se tiende a creer que cuando se habla de obras cinematográficas, sólo se refiere al largometraje de ficción. Y en Venezuela tenemos varios clásicos del documental. Con un documental como protagonista fue la celebración en la Sala Cinemateca MBA el 4 de mayo, lugar y día donde en 1966 nació.

“Carrao” de John Petrizzelli fue la película escogida. Se trata de un documental sobre el Carrao de Palmarito, mítico cantante de música popular y tradicional llanera. A través de esta maravillosa obra Petrizzelli nos permite conocer al intérprete, pero además, nos adentra en los llanos venezolanos para encontrarnos con parte de la tradición y modos de nuestra cultura.

Ese mismo día celebramos a trabajadores de la Fundación según sus años de servicio. Y honramos a jubiladas y jubilados. Héctor Parra era uno de ellos, pero tenía otros planes para ese día. Sería su tránsito a la eternidad.

Margot Benacerraf, nuestra Directora Fundadora no pudo acompañarnos pero leímos su mensaje en respuesta a la invitación que le extendimos.

Otro jubilado es Oscar Garbisu, que falleció en febrero. En el marco de este aniversario se programó un homenaje realizado este miércoles pasado y una muestra con las obras que en su labor como conservador y restaurador fílmico ayudó a rescatar.

Han sido jornadas muy emotivas; la Cinemateca Nacional es un lugar mágico para quienes, como yo, nos formamos viendo cine en su sala. Es un espacio amado por todos. La institución tiene ahora la responsabilidad de pensarse hacia el futuro, existir en un mundo a merced de las nuevas tecnologías. Es un reto que estamos dispuestos a asumir.

Vladimir Sosa Sarabia
@sosasarabia

Publicado en el viernes 13 de mayo de 2022.
Pág. 15. Últimas Noticias.
Caracas-Venezuela

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OJO QUE MIRA: ¡AY, PARRITA!

Héctor Parra. Foto: Autor Desconocido

Han pasado 31 años desde que Héctor Noé Parra llegó a la Cinemateca Nacional. Para 1991 ya Parrita era un proyeccionista experimentado y corrido en 7 plazas. Se inició con 19 años en el Cine El Prado, en Caracas en 1957, aunque merideño de nacimiento.

Cine Dorado, Cine América, Autocine Andrés Bello son algunos de los recintos de los que Parra fue operador del proyector antes de aterrizar definitivamente en la cabina de la Sala Cinemateca en el Museo de Bellas Artes. Eran los tiempos de las salas en 35 milímetros, con proyectores inmensos y pesados en los cuales manipulaba los rollos de películas con destreza pese a su corta estatura.

Ese conocimiento y habilidad lo llevó a ser responsable de proyección o por lo menos invitado habitual en varios festivales de cine en el país, como el Festival de Cine de Margarita y el Festival del Cine Venezolano de Mérida, entre otros. Hombre querido y respetado por toda la comunidad cinematográfica.

Riguroso y exigente en el trabajo pero cariñoso en las relaciones interpersonales. Amante del cine y de la Cinemateca, cerró los ojos el mismo día que la institución celebró su 56 aniversario. Así que toda celebración, incluyendo este Ojo que mira, lo recuerda, honra y homenajea a Parrita en su vocación de proyeccionista y formador de nuevas gene raciones.

Parrita se jubiló de la Fundación, pero jamás se separó de la Cinemateca. Instruía, asesoraba y hasta regañaba, con la autoridad conquistada por los años de servicio, por el conocimiento y por el cariño ganado. ¿Quién en su sano juicio le iba a llevar la contraria al señor Parra? Impensable, porque ese sabía de lo que hablaba, y sabía de verdad.

Me abrazo con los trabajadores de la Cinemateca, con sus amigos y familiares, con la comunidad en esta hora de despedidas definitivas. Con Parrita se ha ido un buen hombre.

Buen descanso querido viejo.

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado en el viernes 06 de mayo de 2022.
Pág. 15. Últimas Noticias.
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OJO QUE MIRA: JAZZ Y CINE

El cine y el jazz hacen una hermosa pareja. Claro cuando hablamos de bandas sonoras o la música incidental de una película el ritmo o el género musical lo determinan las necesidades creativas del director, pero cuando la película se trata del jazz como protagonista la cosa cambia. Creo, aunque podría estar equivocado, que a ningún género musical se le ha tratadoen el cine mejor que al jazz.

Con The Jazz Singer se inauguró el cine con sonido sincronizado en 1927. La historia de Jakie Rabinowitz que quiere ser cantante aunque su familia tiene otros planes dirigida por Alan Crosland transformó el cine para siempre.

La Warner Bros estrenando el vitáfono transformó la industria y un año después casi 10.000 salas de cine estaban haciendo las adecuaciones necesarias para poder escuchar la voz de sus actores y actrices favoritos.

En adelante el cine ha dedicado obras maravillosas a la música en sus distintos géneros y ritmos. Pero como con el jazz, ningún otro. Clint Eastwood, Martin Scorsese, Woody Allen, Robert Altman, Francis Ford Coppola han hecho lo suyo, es cuestión de echarle un vistazo a sus filmografías. Mérito aparte para Allen quien también hace vida en la música con la New Orleans Jazz Band soplando el clarinete.

Hay cientos de documentales también, pero el español Fernando Trueba en el 2000 estrenó esa maravilla llamada Calle 54. Jerry González, Chano Domínguez, Michel Camilo, Tito Puente, Chico O’Farrill, Eliane Elias, Chucho y Bebo Valdés, entre otros, hilando la historia del jazz latino. Allí el criollo Aquiles Báez rasguña su cuatro en la pieza Panamericana Suite del saxofonista Paquito D’Rivera.

Este sábado 30 de abril Humberto Márquez y Pedro Laya van a estrenar su cortometraje Jam Session en la sala Cinemateca MBA para celebrar el jazz en su día internacional. Prometen conversa, relajo, cine y jazz.

Que viva el jazz y el cine, lenguajes universales.

Vladimir Sosa Sarabia.

@sosasarabia

Publicado en el viernes 29 de abril de 2022.
Pág. 15. Últimas Noticias.
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OJO QUE MIRA: CINE VERSUS FASCISMO

Fotograma El Gran Dictador por Charles Chaplin

Tengo rato pensando en las películas que le han hecho frente al fascismo. Habría que revisitarlas.

Charles Chaplin lleva la bandera con El Gran Dictador (1940), un genio indiscutible.

Roberto Rossellini y su trilogía neorrealista: Roma, ciudad abierta (1945); Paisá (1946) y Alemania, año cero (1948) son inolvidables. Al igual que La Caída de los Dioses (1969) y Novecento (1976) de los también italianos Luchino Visconti y Bernardo Bertolucci.

La Lista de Schindler (1993) de Steven Spielberg y La Lengua de las Mariposas (1999) de José Luis Cuerda nos traen a la memoria algunas cosas.

Ken Loach nos recuerda en Tierra y Libertad (1995) que la guerra contra el fascismo no es impoluta, como ninguna guerra lo es, pero hay que combatirlo en todos los escenarios.

Libertarias (1996) de Vicente Aranda y Las 13 Rosas (2007) de Emilio Martínez-Lázaro nos muestra el papel de las mujeres durante la guerra civil española contra el falangista Franco, quien resultó triunfador en la contienda y ya conocemos las consecuencias.

La Caída (2004) de Oliver Hirschbiegel muestra el hundimiento de Hitler con una soberbia actuación de Bruno Ganz y en Operación Valquiria (2008) de Bryan Singer, Tom Cruise participa en una operación para derrocar al führer.

En Latinoamérica, Patricio Guzmán con la trilogía La Batalla de Chile (1975 – 1979) y Miguel Littín con Dawson, Isla 10 (2009) nos dan una mirada del fascismo de Pinochet. Héctor Olivera con La Noche de los lápices (1986) recreó la operación sucedida en el Proceso de Reorganización Nacional en la Argentina de Videla.

Todas y muchas otras películas vienen a mi mente. Usted también podría hacer su propia lista.

Cuando parece que el fascismo volvió a ponerse de moda no son pocos quienes bajo excusa de la democracia y la tolerancia defienden su existencia. Una verdadera vergüenza.

Que el cine no nos permita olvidar.

Vladimir Sosa Sarabia.

@sosasarabia

Publicado en el viernes 22 de abril de 2022.
Pág. 31. Últimas Noticias.
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OJO QUE MIRA: EL CINE Y LA HISTORIA

A propósito del Congreso Nacional e Internacional de Historia realizado en La Guaira quisiera comentar la bonita relación entre el cine y la historia. Lo obvio es la inmediata referencia a las películas en las que nos cuentan un hecho verídico a través de reconstrucciones con una que otra licencia creativa con la que guionistas y directores satisfacen necesidades narrativas, estéticas, comerciales o políticas.

Pero el cine, como soporte contentivo de la memoria, tiene mucho más para aportar. Y es una lástima que en ocasiones acuciosos investigadores del pasado y el presente obvian los formatos audiovisuales como fuente documental. No son todos, permítanme reconocer.

Gracias al cinematógrafo se pudo dejar registro de la trágica coronación del zar Nicolás II en la Rusia de 1896. Luego, en los años 20 del siglo pasado, Dziga Vertov y su cine-ojo nos mostraba el avance de la revolución soviética.

De este lado del mundo, Patricio Guzmán y Miguel Littín nos mostraron el Chile de Allende y el golpe de Pinochet. Imposible no recordar los Noticieros ICAIC de Santiago Álvarez y su equipo poniendo la mirada en la revolución cubana.

En Venezuela una pléyade de documentalistas ha registrado y narrado nuestro existir durante el último siglo. Liliane Blaser se ha dedicado a mostrarnos los sucesos y los desencadenantes de la masacre del 27 de febrero de 1989.

Por estos días de abril, hace 20 años, Ángel Palacios registró imágenes que se convirtieron en los sendos documentales Asedio a una Embajada y Puente Llaguno, Claves de una masacre. Medios comunitarios se desplegaron también para dejar significativas y sensibles imágenes para la memoria.

Hoy día es casi imposible hacer investigación sobre los últimos 30 años en el país sin tomar el audiovisual como fuente. Son varias las razones para preservar nuestro patrimonio fílmico y colocarlo al servicio de la historia.

Vladimir Sosa Sarabia.

@sosasarabia

Publicado en el viernes 08 de abril de 2022.
Pág. 15. Últimas Noticias.
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OJO QUE MIRA: EL OSCAR Y LAS DIRECTORAS

Vienen sucediendo cosas interesantes en los premios Oscar que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense. Y nada tiene que ver con el desafortunado episodio de burla y trompada en la reciente edición.

Cuando la neozelandesa Jane Campion levantó su premio como mejor directora por The Power of the Dog se convirtió en la tercera mujer en obtener el galardón, a un año de que la china Chloé Zhao lo hiciera con Nomadland.

Es la primera vez en las 94 ediciones de los Oscar que el premio a Mejor “Director” lo recoge una mujer en años consecutivos. La primera en ganar una estatuilla en la categoría fue la estadounidense Kathryn Bigelow por The Hurt Locker (2009) en la 82° ceremonia realizada en 2010.

La lista de nominadas la completan la británica Emerald Fennell (Promising Young Woman, 2020), las estadounidenses Greta Gerwig (Lady bird, 2017) y Sofia Coppola (Lost in Translation, 2007), la propia Jane Campion (The Piano, 1993) y la italiana Lina Wertmüller, siendo esta la primera mujer nominada en la cotizada categoría por Pasqualino Settebellezze, en 1976.

Hasta ahora son ocho nominaciones a mujeres, de las cuales seis sucedieron en este siglo y todas, salvo Bigelow, escribieron sus películas.

Esto marca una clara y feliz realidad: las mujeres han ido ganando terreno en un ambiente dominado por hombres, pues hay que decir que el cine es un sector potentemente machista, tanto en Hollywood como en cualquier parte del mundo.

También nos hemos preocupado en mencionar las respectivas nacionalidades, es de notar que de los ganadores al premio a Mejor Director de las últimas diez ediciones, solo Demian Chazelle es estadounidense, gentilicio que comparte con el francés, pero de esto hablaremos en otra ocasión.

Parece que algunas cosas están pasando en Hollywood.

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado en el viernes 01 de abril de 2022.

Pág. 15. Últimas Noticias.

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OJO QUE MIRA: ¿Y EL CINE DE ARTE?

Fotograma de Viaje a la luna de GeorgeMelies

A veces parece que son pocos quienes reconocen realmente al cine como una disciplina artística, en vista de que esta expresión de la cultura contemporánea tiene un importante lugar en las economías del mundo.

El cine, sobre todo el hollywoodense, aporta grandes sumas de dinero a la industria cultural, pero no por ello debemos olvidar que por encima de todas las cosas es un arte y, como tal, debe estar al alcance de todos.

El cine, como bien lo dijo Ricciotto Canudo es, además, la reunión definitiva del arte y de la ciencia. Cuando el italiano publicó en 1911 su Manifiesto de las siete artes explica cómo en el llamado séptimo arte confluyen la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza y la poesía.

Ya para aquel momento, a unos escasos 15 años de presentado el cinematógrafo, Canudo se quejaba: “los innombrables y nefastos tenderos del cine se apropiaron del rótulo ‘Séptimo Arte’, que mejoró inmediatamente el sentido de su industria y de su comercio, no aceptaron la responsabilidad impuesta por la palabra: Arte”.

Más de un siglo después “los tenderos” siguen sin aceptarlo. La industria creció y se fortaleció, a tal punto que tiene a Hollywood como amo y señor del cine comercial (y una parte del cine de autor) en el mundo. Esto se expresa en los contenidos, en las formas de hacer y en las formas de mirar el cine.

Cada vez es más difícil para las salas de arte y ensayo, centros culturales y cineclubes acceder por vías formales a obras cinematográficas de “relevante calidad artística y cultural” como las nombra nuestra Ley de Cinematografía Nacional. El cerco es feroz, el cine artístico no tiene quien lo distribuya masivamente y éste no es un asunto nacional sino global.

No se trata de negar el cine comercial, al contrario: es incorporar a las opciones películas que permitan diversificar las pantallas. Un cine que toque la fibra sensible de cada ser humano.

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado en el viernes 25 de marzo de 2022.
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OJO QUE MIRA: MUÑEQUITA LINDA

 

Román Chalbaud atento al monitor

Todo inicio de rodaje de una película es motivo de celebración. Es un sueño que se va haciendo realidad con cada pauta. Con el primer grito de “acción” cada director comienza a construir en imágenes y sonidos una historia que ya tiene más o menos clara en su cabeza.

El cine venezolano ha tenido un interesante inicio de año. Y esta semana comenzó a filmarse Muñequita linda la que será la próxima obra de Román Chalbaud, director insignia nacional.

Este proyecto ha sufrido todas las calamidades de los últimos años, pero el director y sus productores no se intimidaron y siguieron pujando para hacerlo posible. La veteranía y la constancia jugaron a favor para no dejar en el camino el guion de Luis Britto García. Así es como se hace cine, con empeño y decisión.

La obra cuenta con financiamiento del CNAC; además, tiene el sensible acompañamiento de un equipo de producción, técnico y artístico de primera mano que, sorteando todas las dificultades financieras que implica hacer cine en este tiempo de agresiones económicas, pandémicas y hasta bélicas, ha resuelto acompañar este proyecto. Es un acto de solidaridad y amor por el cine, que se traduce, sin duda, en un homenaje en vida a un director con una filmografía prolífica y potente.

Al terminar y exhibir Muñequita linda, Chalbaud tendría el laurel de haber estrenado por lo menos un largometraje en cada una de las últimas ocho décadas. Se bautizó con Caín Adolescente en 1959 y no ha parado.

En una oportunidad dijimos que Chalbaud podría ser el director de largos de ficción activo más antiguo del mundo. No hemos dado (y miren que hemos buscado) con un director de cine que haya estrenado su primer largometraje en la década de los 50 y continuara trabajando sin interrupciones hasta nuestros días.

Así que esperamos ansiosos por Muñequita linda.

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado en el viernes 18 de marzo de 2022.

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OJO QUE MIRA: HIDALGO, EL EXORCISTA

 

El Exorcismo de Dios

Un fenómeno de taquilla ha resultado El Exorcismo de Dios, película venezolana en cartelera y segundo estreno nacional del año. No es una sorpresa. La cinta dirigida por Alejandro Hidalgo tiene lo necesario para ser exitosa en todos los ámbitos en los que una obra cinematográfica puede serlo.

Es la segunda película de Hidalgo que se estrenó con La Casa del fin de los tiempos protagonizada por Ruddy Rodríguez en 2013 y con la que dejó clara su capacidad para relatar y asustar.

El Exorcismo de Dios trata sobre el compromiso, la lealtad y el sentido de la responsabilidad. Lo fácil es decir que es una película de terror.

En la historia el padre Peter debe volver sobre su pasado para saldar cuentas con el mismísimo demonio. Así se libra una batalla definitiva entre el bien y el mal con víctimas inocentes, como siempre. Mientras, los espectadores damos brincos del susto entre escenas.

El cine de terror debe hacerte pegar uno que otro sobresalto, es obvio, pero el éxito de una obra está en contar una historia que, aunque fantástica, sea creíble en cuanto a la narración y la imagen.

La actriz venezolana María Gabriela de Faría resulta irreconocible bajo el maquillaje que convirtió su rostro angelical en Esperanza, la joven transmutada en un tétrico personaje poseída por el ente maligno.

Alejandro Hidalgo parece haber venido a exorcizar al cine nacional que en los últimos años no las ha tenido todas consigo. El ataque al bolsillo, actos de violencia y luego el pandémico covid-19, trajeron un público divorciado de las cintas venezolanas y una pléyade de obras de gran factura que pasaron sin pena ni gloria por los cines del país.

No es el caso de El Exorcismo de Dios que viene cautivando, con acompañamiento mediático, reconocimiento de la crítica y aceptación del público, lo que se traduce en buenos números de taquilla. Amén.

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado el viernes 11 de marzo de 2022.
Pag. 15. Últimas Noticias

Caracas - Venezuela

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OJO QUE MIRA: HOLLYWOOD EN GUERRA

Fotograma de The Hurt  Locker

El cine entró al escenario de guerra. No me refiero al conocido cine bélico de escenas superproducidas con tiros, explosiones, hombres de verde volando por los aires y la maltrecha bandera yankee ondeando entre el humo y las quejas de heridos. Suerte de cliché hollywoodense y la falsa heroicidad.

Walt Disney Company decidió “pausar” sus estrenos cinematográficos en suelo ruso. Se tenía previsto el estreno de Turning Red, la nueva película de Pixar Animation Studios, en salas de cine en países como Rusia, en los que la plataforma Disney+ no tiene operaciones.

A esta medida le siguieron Warner Bros. y Sony Pictures; así que The Batman y Morbius tampoco se verán en las salas de cine rusas. Paramount también detuvo sus estrenos en el país en conflicto. Y para el momento en que se escriben estas líneas Netflix anunció la suspensión de estrenos y producciones.

El conflicto ruso-ucraniano tiene diferentes escenarios. Pareciera que la decisión de las compañías productoras y distribuidoras hollywoodenses son una afrenta al entretenimiento o un plan para “matar de aburrimiento” al pueblo ruso. Pero de lo que se trata es de acompañar las medidas económicas ya implementadas por EE.UU y la UE en otros ámbitos.

Un artículo de Los Ángeles Times, menciona que en 2019, año previo a la pandemia, Rusia fue el noveno país con mayor taquilla fuera de los EE.UU. tributando unos $900 millones en recaudación, según cifras de la Motion Pictures Association.

La MPA ha manifestado vía comunicado público su “apoyo a la vibrante comunidad creativa de Ucrania”. No olvidemos que el presidente ucraniano es un productor de cine y televisión, actor comediante y alcahueta de unas milicias armadas que se autodenominan nazis.

Disney en su comunicado anunció: “tomaremos futuras decisiones comerciales en función de la evolución de la situación”. Así que esta historia continuará…

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado el viernes 04 de marzo de 2022.
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Caracas - Venezuela

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OJO QUE MIRA: DE QUIÉN ES LA PELÍCULA

Solemos hablar de la autoría de las películas como si pertenecieran a los actores o los directores. Así decimos de la última película de Matt Damon o Timothée Chalamed para referirnos a The Last Duel o Dune. Quienes están un poquito más informados dirían, de Ridley Scott o Denis Villeneuve, sus respectivos directores.

Lo cierto es que en ambos casos damos créditos a los autores, un derecho irrenunciable e inalienable, pero no son los dueños de la obra. Y en la industria quienes ejercen funciones autorales rara vez son quienes tienen los derechos patrimoniales.

Son las compañías productoras las dueñas de las películas. Empresas que pertenecen a hombres o mujeres que detrás de un escritorio deciden en qué proyecto colocar los recursos necesarios para una realización fílmica. Siguiendo con los ejemplos iniciales serían 20th Century Studios parte del conglomerado Disney y Lengendary Entertainment perteneciente a la corporación china Wanda Group y vinculada a Warner y Universal los dueños de las obras antes mencionadas.

Las casas productoras son quienes garantizan que la obra se haga. Hacen la compra de los derechos necesarios para ello y garantizan la inversión para honorarios, alquileres, confecciones y producción. Esto las convierte en tenedoras de los derechos patrimoniales. Luego mediante explotación comercial en pantallas de exhibición y las posibilidades que permite el mercado, como por ejemplo, la venta del llamado merchandising, aspiran a recuperar y multiplicar lo invertido.

En los países no industrializados, el cine de autor y el cine independiente la fórmula tiende a cambiar. Son los propios creadores los responsables de buscar financistas a través de innumerables fondos públicos o privados destinados a la producción de cine y audiovisuales en general. En fin, es un tema con cientos de aristas y caminos culebreros que seguiremos develando.

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado el viernes 25 de febrero de 2022.
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Caracas - Venezuela

OJO QUE MIRA: PROGRAMAR LA CINEMATECA

Para el común de las personas, la Cinemateca Nacional es solo una sala de cine. En la histórica sala ubicada en el Museo de Bellas Artes se exhibe una programación de cintas del mundo desde que se inauguró, en 1966, con Barbarroja del japonés Akira Kurosawa.

Programar la Sala MBA es un trabajo hermoso, producto de la investigación dedicada y cuidada de quienes se ocupan de construir las diferentes muestras y ciclos allí proyectados.

El cine es tan amplio y diverso en temas como en formas y la cultura cinematográfica es un conjunto de actividades y miradas que conviven, la mayoría de las veces en perfecta armonía. En este arte y oficio todo tiene su lugar, su espacio.

Las salas comerciales agrupan la inmensa mayoría de los espectadores. En sus pantallas iluminadas por blockbusters, sagas y ahora los universos cinematográficos hemos visto el desarrollo de la industria hollywoodense.

Donde se devoran kilos de cotufas y litros de refrescos hay quienes creen que está la competencia. Amar el cine es reconocer su diversidad y disfrutarla, incluido Hollywood y sus buenas películas, que las tiene.

Existen también las salas de arte y ensayo, para al cine de autor, el alternativo o ese cine no comercial que tanto gusta, sobre todo a exigentes cinéfilos. Ese cine con poco centimetraje en los medios constituye la inmensa mayoría de las obras producidas en el mundo: desde un corto estudiantil hasta una novedosa mirada de un director galardonado en festivales, pero no con los favores de la taquilla.

La Cinemateca, cuya principal función es el resguardo del patrimonio fílmico del país, recibe en sus salas todo el cine sin importar época o lugar de procedencia. Siempre con la visión de formar más y mejores espectadores, sensibles a las cinematografías del mundo y críticos ante las propuestas estéticas y narrativas que propone la hegemónica gran industria.

Vladimir Sosa Sarabia

@sosasarabia

Publicado el viernes 18 de febrero de 2022.
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OJO QUE MIRA: ¡QUÉ BUENA PELÍCULA, EFTERPI!

Entre las cosas que le agradezco a la vida están las buenas películas. Ser testigo de la capacidad de composición visual y sonora del ser humano me emociona. Cuando mis hijos o estudiantes me preguntan si lloro en el cine, siempre les respondo que lo que me conmueve es una obra bien hecha. Me reconforta la aptitud creadora y de cómo tantas personas con total diversidad se juntan para crear una película.

No hay buen cine sin una dirección dedicada y disciplinada. Y la directora venezolana Efterpi Charalambidis cuenta con esos atributos. Es una apasionada de la imagen cuando de contar historias se trata. Ya lo demostró con su primer largometraje “Libertador Morales, El Justiciero” y lo reafirma con la recién estrenada “Que buena broma, Bromelia”.

La historia de Bromelia es la de cualquier mujer de cualquier época en cualquier lugar de mundo. Es sencillamente una historia difícil porque las mujeres, aunque suene a panfleto, siempre la tienen difícil. Sea en el amor, en la maternidad, en el trabajo, en sus proyectos, en su familia; todo es arduo, empinado, complejo. Así lo dispuso el patriarcado.

Bromelia, en carnes de la actriz Irabé Seguías, es la representación de todas aquellas complejidades, pero también es la proyección de todas las cosas maravillosas que albergan ellas: fortaleza, dignidad, bondad, amor, solidaridad, sensibilidad, capacidad resolutiva y ese impresionante poder para sobreponerse ante las adversidades.

Una conquista de Efterpi Charalambidis con esta película es que logra abordar temas tan duros y complejos, y presentarlos con gran profundidad en una historia hermosa, compacta y fluida.

La impecable dirección, con todos los elementos que la componen bien logrados y en su justo lugar, como con precisión quirúrgica, hacen que uno agradezca el milagro del cine hecho con amor y vocación.

Gracias Efterpi, por tan buen película.

Vladimir Sosa Sarabia
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Publicado el viernes 11 de febrero de 2022.
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Caracas - Venezuela

OJO QUE MIRA: EL FLACO GARBISU

Oscar Garbisu. Foto: Aureliano Alfonso

Cuando me avisaron de la partida de Oscar Garbisu, sentí que me arropaba una gran soledad. Casi en simultáneo Teresa, su compañera, y Humberto Castillo, amigo en común, me comunicaron la mala nueva temprano la mañana del 2 de febrero, Día de la Candelaria.

Garbisu casi hasta su último aliento validaba todas las ideas y decisiones que se tomaban en Cinemateca Nacional en relación al Archivo Fílmico y el patrimonio audiovisual. Siempre al teléfono e incluso dispuesto a un encuentro para discutir los temas que tanto nos importan, el cine y la memoria.

El cine nacional le debe mucho a este venezolano nacido en Cataluña. Es que el flaco Garbisu se dedicó al cine con pasión militante. Se jubiló de Cinemateca luego de 20 años y sus palabras “en adelante, en cualquier asunto referido a la Institución, podrá seguir contando con mi colaboración incondicional” no cayeron al vacío.

Llegó al Archivo Fílmico de Cinemateca en 1992 y al poco tiempo comenzó un período de profesionalización de los procesos de conservación, preservación y restauración de materiales fotoquímicos. Sería mezquino no reconocer que la totalidad del patrimonio fílmico venezolano existe gracias a él, que por décadas recopiló, rescató y resguardó nuestra cinematografía en todos los soportes existentes, implantó un método y formó técnicos en el arte de custodiar la memoria cinematográfica.

También participó en el hacer películas en distintos roles. Su única firma como director está en los créditos del corto “El patio se está hundiendo” (1979) que fue Premio Municipal de Cine, Premio Abigaíl Rojas y Premio en el Festival de Cortos MTD.

Su estoicismo solo se alteraba al denunciar el peligro de pérdida del patrimonio. Y así debe ser, según sus enseñanzas, alertar es también la labor de un custodio de la memoria y en resguardarla consagraremos la vida. Se lo debemos a Oscar.

Vladimir Sosa Sarabia.

@sosasarabia

Publicado el viernes 04 de febrero de 2022.
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Caracas - Venezuela