Venezuela tiene una interesante filmografía animada. No es extensa, pero sí es muy elocuente.
Nuestros animadores pioneros trazaron y moldearon en el más estricto sentido imágenes que se quedaron plantadas en nuestra memoria.
Wanadi, Manzanita, El cuatro de hojalata, La historia de un caballo, Conejín, La Equilibrista son algunas de las obras clásicas que constituyen las bases de la animación venezolana. Un tesoro que retrata nuestra esencia porque si hay una característica común en toda esa filmografía es la visibilización y defensa de nuestra identidad cultural.
Entre esos creadores y creadoras está Viveca Baïz, directora de La Equilibrista y Titiri-we, el canto de la noche, una apasionada de universo infantil, hacedora de obras audiovisuales y de otras índoles como los Domingos infantiles, Zootropo y Juguete Mágico en la Cinemateca Nacional.
Este viernes estrena Kaporito, el guardián de la montaña, su primer largometraje animado. Es una película hermosa en forma y contenido. Nos narra la historia de un oso frontino, nativo de los andes venezolanos, quien en compañía de la niña Caribay sus amigos, los animales del bosque, asume la defensa de su hábitat natural.
Viveca, con Donald Mayerston como productor, logra una vez más atraparnos y convencernos con una historia que acaricia el corazón.
Kaporito se mantiene fiel a la tradición de la animación criolla con una imagen pulcra, sin caer en la tentación de exagerar con los efectos y los recursos estrambóticos que permite la tecnología de nuestro tiempo.
Es en mi opinión: una buena película infantil porque está dirigida a niños y niñas y gusta a los padres. Eso tiene valor en la oferta cinematográfica actual, cuando el mercado hace películas infantiles pero están dirigidas a un público adulto. Ojalá que los pequeños de la casa lleven a sus adultos a verla.
Vladimir Sosa Sarabia
@sosasarabia
Publicado el viernes 03 de diciembre de 2021.
Pag. 15. Últimas Noticias.
Caracas - Venezuela
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